Seúl.- Corea del Norte amenazó este jueves a Corea del Sur con realizar un ataque "sin piedad" y "sin previo aviso" como venganza por las recientes manifestaciones de ciudadanos en Seúl contra el régimen comunista de Kim Jong-un.
La Comisión Nacional de Defensa, órgano que rige los asuntos militares norcoreanos, envió la amenaza por fax al Consejo de Seguridad Nacional de Corea del Sur a través de la línea de comunicación militar de la frontera occidental, informó a Efe una portavoz del Ministerio de Unificación de Seúl.
Pyongyang indicó en la misiva que si continúan las manifestaciones en Seúl contra "la más alta dignidad" del Estado comunista -en referencia a sus líderes- llevará a cabo un ataque "sin piedad" y "sin previo aviso" al país vecino.
Cientos de surcoreanos convocados por grupos conservadores se manifestaron en Seúl el martes 17, día del segundo aniversario de la muerte del anterior dictador norcoreano Kim Jong-il, con pancartas contra Pyongyang y quemaron imágenes de los líderes de la dinastía Kim, altamente venerados en Corea del Norte.
Corea del Sur, por su parte, respondió a la nueva amenaza del Norte a través de la línea de comunicación militar con otro fax en el que advirtió que responderá "con contundencia" a cualquier "provocación" del país vecino.
Aunque este tipo de amenazas norcoreanas son relativamente frecuentes, no es tan habitual que el régimen las envíe directamente al Sur a través de la línea de comunicación militar, ya que suele hacerlo mediante comunicados en sus medios estatales, como la agencia de noticias KCNA.
En todo caso, "tampoco es la primera vez" que recurren a este canal de comunicación bilateral, matizó la representante de Unificación.
Tanto el Ministerio de Defensa de Corea del Sur como la presidenta del país, Park Geun-hye, advirtieron los pasados días de la posibilidad de una próxima "provocación" norcoreana, sin descartar una agresión militar.
Seúl cree que Corea del Norte podría estar pasando por un momento de inestabilidad tras la fulminante ejecución la semana pasada de uno de sus políticos más influyentes, Jang Song-thaek, y la purga de sus acólitos en el seno del régimen.